Esto va sobre las lonjas, por si no estaba claro

Preparar la exposición, los talleres, las invitaciones, el mailing, la señalética, los permisos… con el estrés de tener todo listo para dentro de cuatro días se nos ha pasado contaros una de las decisiones que consideramos más importantes en Borobilbi:

el grueso del festival se va a desarrollar en las lonjas de la Plaza de Corazón de María, en el barrio de Bilbao La Vieja, “una plaza abandonada en el centro del barrio, con escasa actividad comercial”, como dicen sus propios vecinos.

La elección no es casual.

Queremos poner en valor este espacio público y, sobre todo, llamar la atención sobre las lonjas de propiedad municipal que rodean la plaza que llevan tantos años cerradas. Habitantes del barrio y comerciantes llevan casi diez años reclamando que se abran y se alquilen (ver en detalle más abajo todas las acciones y protestas) como una de las medidas clave para ayudar a revitalizar la plaza.


Puedes ver esta línea del tiempo aquí.

Queríamos demostrar mediante la acción y por ello propusimos desarrollar el festival en esas mismas lonjas. Para nuestra grata sorpresa, hace dos meses conseguimos que Viviendas Municipales, el organismo encargado de la gestión de estas lonjas municipales, nos las cediera temporalmente para el festival.

Pero ¿qué tiene que ver todo esto con nuestro festival sobre basura y economía circular? Pues todo.

La basura puede tener forma de envoltorio de plástico, edificio abandonado o espacio público en desuso. Su escala no la hace más o menos inservible. Todo es susceptible de ser considerado basura. La basura es tan solo una etiqueta que asignamos a los objetos o espacios para eliminarlos de nuestra cabeza o de nuestra casa. Llamar a algo «basura» puede significar desentendernos de ello o etiquetarlo como problema irresoluble. «Basura» se convierte entonces en lo que no queremos, es el resultado de los límites de nuestra imaginación. La basura existe o no existe según nuestras limitaciones técnicas y creativas.

Boceto del proyecto para la edificación de Viviendas Municipales (1956).

Ni la plaza de Corazón de María ni sus lonjas, que ha atravesado tiempos difíciles, obras y grandes transformaciones en las últimas décadas, son basura. Lo que hace falta es ponerse manos a la obra para darles vida, uso y mostrar su valor y atractivo.

Así que cuando participéis la semana que viene en alguna de las actividades del festival Borobilbi contad por ahí que habéis reutilizado lona publicitaria, ropa, bolsas de plástico y… unas lonjas abandonadas.

Esperamos que esta primera edición de Borobilbi sirva de revulsivo para activar las lonjas y revitalizar la plaza. Todavía estáis a tiempo de apuntaros a los talleres.