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Julio Izquierdo Asensio
Julio Izquierdo Asensio ha obtenido premios de relato en Soria, Burgos, Jaén, Zaragoza, Huesca y Madrid. Su obra narrativa breve se recogió en "Los hijos secos" (junto a Paralaje de Fermín Herrero), 2000. Antes habían aparecido algunos relatos suyos en los volúmenes "Por los ríos de Soria", 1994 y "Cierzo soriano", 1999. Colabora como reseñador de crítica literaria en la revista "Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura".
Ilustraciones: Mario Gómez González.
[fragmento]
Primera estación: Los tordos condenan a J.
La vida de este hombre, llamémosle J, empieza en una mañana de verano con esta condena: un parpadeo y una algarabía de tordos. Sin embargo, dos horas antes, a las seis, el gallo de Pedro, el vecino, confundido o torpe –todavía sin amanecer-, ya ha cantado a la noche pues el día aún andaba dormido, como J.
Son las ocho, J está despertando y en sus oídos la algazara de los tordos, el acompañamiento de los gorriones zascandiles, es un placer sin nombre, una dulce condena que saborea al paladear la saliva con los ojos cerrados, con la carne tersa más abajo.
¿Por qué esa actividad de tordos y gorriones si apenas el sol tiene fuerza para templar el cielo raso? Por una higuera. Delante de casa los higos amarillos penden lo mismo que regalos navideños mas con ese jugo insuperable que los pájaros sorben con lujuria pues también las aves del cielo saben comerse con fruición un higo bien abierto.
Bajo la sábana, J tasta, con los ojos cerrados por la pereza y el placer, ese festín de tordos, ese dulzor de higos que provocan que su sexo amanezca tan rápido como él mismo, ahí abajo, ahí, ahí.
Abre los ojos al fin y la luz azul entra por la ventana diáfana. Se levanta. Bebe un vaso de agua para acallar el desenfreno de higos que ha devorado con los ojos cerrados –junto a los tordos- unos momentos antes.
Tordos e higos.
Traga saliva.
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