Canogar, apuntado al cambio desde 1954, da otra vuelta de tuerca en su obra reciente, una vuelta que le lleva a las grandes superficies de color sobre lienzo y, oh sorpresa, al óleo barrido.
Sí.
Varias piezas indecisas, como un díptico resuelto en rosas y negro, y algúna otra desentonada, Batán, 146x114cm, por ejemplo, son capítulos, es evidente, de un proceso que lleva directamente al encuentro con el óleo barrido en líneas horizontales o verticales, en este caso, además, contrapuesto o enmarcado junto a fuertes colores planos.
No sé si les suena. Es muy contemporáneo.
Canogar ha estado en todo y de todo se ha ido apropiando. Es interesante seguir ese trayecto que empieza en 1954 en Madrid y enseguida hace escala en París y Florencia.
En 1957, tan solo tres años después de su debut, entra directamente en la historia del arte español con su participación en la primera exposición del grupo El Paso en la Galeria Buchholz de Madrid.
Junto a Luis Feito, Juana Francés, Manuel Millares, Antonio Saura, Manuel Rivera, Pablo Serrano, Antonio Suárez, Martín Chirino, Manuel Viola y los escritores Manuel Conde y José Ayllón, el grupo El Paso supuso el acceso al informalismo y la abstracción de una generación que ofrecía una imagen inédita y moderna del régimen de Franco en el exterior:
1958 Bienal de Venecia,
1959 Museo de Artes Decorativas de París,
1960 MoMA y Guggenheim de Nueva York.
Poco más tarde la Galeria L’Attico de Roma acogía la última exposición del grupo que, incapaz de conciliar los intereses de sus miembros, se disolvió.
Hagamos un pequeño repaso de los, desde entonces, sucesivos «canogares»:
No parece difícil, para cualquier aficionado un poco atento, seguir el orden de influencias al que Canogar se ha ido aproximando.
En esta última exposición se nota, quizá demasiado, por dónde sopla el viento.
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–Rafael Canogar página oficial
-Imágenes en picassomio.es y mutualart.com
Habitualmente más del 90% de las obras de arte las apreciamos en la pantalla de un ordenador. No obstante, está claro que no se trata de apreciar al natural estos barridos para entender sus referencias y diferencias en el proceso, pocas, pero lamentablemente quien utiliza el barrido es comparado inevitablemente con Richter: y quién va a ser más espectacular que él, utilizar mayores formatos, ser más violento y conocer el proceso hasta crear esos lugares turnerianos, esos paisajes inconexos? Estas nuevas obras solo me hacen cuestionarme el precio de una firma, ya que estos dos barridos son inmaduros, infantiles, pero cada vez me asombro menos de ver como los artistas consagrarse, al envejecer, parecen estudiantiles. De hecho estas dos pinturas son iguales que los primeros barridos que realicé en la universidad de bellas artes y que terminé quemando, para darles algún sentido.