Con motivo de la incorporación a los fondos del museo de Bilbao de los Nueve discursos sobre Cómodo de Twombly (en la imagen) Carmen Giménez, conservadora de pintura del siglo XX del Guggenheim de Nueva York, ha organizado esta panorámica que reúne materiales de un largo periodo que va de 1951 a la actualidad.
Las nueve pinturas de los discursos, planteadas como un todo, componen la primera serie que marca un punto de inflexión y evolución en la trayectoria del artista, que comenzó en 1961 con otra serie de 5 telas, Ferragosto, que también se puede ver aquí. Otras dos series, Hero y Leandro (1984) y Cuatro Estaciones (1993-1994) más algunos lienzos con fechas que llegan hasta 2007 y una selección de esculturas intercaladas -la más reciente, un bronce patinado de 2005- completan la trayectoria de este artista polémico situado en la frontera del expresionismo abstracto.
Los Nueve Discursos que realizó en 1963, inspirados en la caída del Imperio Romano, están divididos en nueve grandes lienzos (204×133,5-134 cm) todos con fondo gris, en los que Cy Twombly despliega el repertorio de sus materiales característicos: óleo, lápiz de plomo y lápiz de cera, una secuencia que comienza muy fría y controlada en la parte I, sigue templándose y desgarrándose a partir de la IV y termina cálida y explosiva en las partes VII, VIII y IX.
La obra es propiedad del Gobierno Vasco y la Diputación de Vizcaya por la que se pagó, en 1997, una cantidad no confirmada de entre 20 y 22 millones de euros.
Esta es la tercera gran exposición que los aficionados a Twombly han podido visitar este año. Las dos anteriores, Lepanto en el Museo del Prado y Cy Twombly, ciclos y estaciones en la Tate Modern de Londres, transcurrieron, superponiéndose en el tiempo, entre junio y septiembre.
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-Cy Twombly en la Tate
–Lepanto en el Prado
-Cy Twombly en el Guggenheim
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Hasta el 18 de enero, coincidiendo con Twombly, se puede visitar Todas las historias del arte: Kunsthistorisches Museum de Viena, exposición comisariada, también, por Carmen Giménez y Francisco Calvo Serraller.
Ojalá siempre tuviésemos tres tazas de lo que nos gusta