En el mundo del arte actual, los artistas como Argelia Bravo son indispensables.
En un circuito por el que circulan las cantidades ingentes de dinero que mueve una élite de coleccionistas y ávidos financieros a la caza de trofeos en las subastas multimillonarias o en las salas de los galeristas estrella, se manejan cifras de vértigo, florecen las empresas interesadas en patrocinios, fundaciones y museos mientras se estrechan los vínculos entre gestores, políticos y empresarios en redes opacas, herméticas, indescifrables.
Argelia Bravo ha decidido colocarse fuera, ejercer la libertad de saberse lejos del circuito tradicional y dar respuesta, con su trabajo, a todo ese complejo andamiaje de intereses, este circo en que se ha convirtiendo el arte contemporáneo.
Consciente de esta deriva, Argelia tiene el valor de proteger su independencia y, sin salir de su país, mantenerse sumergida en lo local, en contacto con los ámbitos más cercanos y que mejor conoce, alejada de la primera línea del negocio del arte globalizado.
De su obra y la variedad de medios que viene utilizando desde los 90 -audiovisuales, performances- a menudo fruto de colaboraciones y propuestas de trabajo abiertas a otros colectivos, emana frescura, humor, contundencia rotunda, un discurso sin ambigüedades.
“El arte contemporáneo tiene un discurso hermético, un lenguaje hermético que termina necesitando un diccionario. Parte de mi estrategia es utilizar un lenguaje directo, claro. Y utilizo la palabra `panfleto´, lo reivindico desde el significado de panfleto como lenguaje directo, un texto directo, claro y sin adornos”
La 56 Bienal de Venecia es el primer contacto de Argelia con el contexto internacional. Su presencia, junto a la del artista Félix Molina “Flix”, no deja de ser sorprendente.
Con “Te doy mi palabra”, el título de acogida, Venezuela se presenta en el bello pabellón diseñado por el arquitecto italiano Carlo Scarpa, con una promesa, la del que sella los tratos con un apreton de manos, la del que compromete su palabra y la cumple. Flix (que ocupa la entrada) escoge las palabras del poeta Gustavo Pereira, prologuista de la Constitución venezolana, para dar su voz al pequeño jardín animado con los colores de la bandera, amarillo, azul, rojo.
“Los pemones de la Gran Sabana llaman al rocío Chirïké-yeetakuú, que significa Saliva de las Estrellas; a las lágrimas Enú-parupué, que quiere decir Guarapo de los Ojos, y al corazón Yewán-enapué: Semilla del Vientre. Los waraos del delta del Orinoco dicen Mejokoki (El Sol del Pecho) para nombrar al alma. Para decir amigo dicen Ma-jokaraisa: Mi Otro Corazón. Y para decir olvidar dicen Emonikitane, que quiere decir Perdonar”.
Gustavo Pereira
Identidad nacional, si. Pero también indigenismo.
Sí nos importa el Bledo
Argelia Bravo
La propuesta de Argelia Bravo para su espacio tiene el sugerente título de “Sí nos importa el bledo” (*) además de una puesta en escena impactante.
La virgen de la cuchara y la virgen de la leche, dos de las piezas de Argelia Bravo / Photo: eluniversal
Imágenes de la virgen de la cuchara y la virgen de la leche presiden la sala en la que una serie de vídeos proporcionan el contexto. Madres, con la cabeza enfundada en capuchas de estética guerrillera, amamantan a sus bebes arrullándolos con el himno nacional (parece ser usual en Venezuela). En otro, tres mujeres igualmente encapuchadas, ropa de cocineras, que se autoproclaman ‘Frente de Liberación Cultural María Moñitos’, entonan una canción tradicional infantil para hacer, desde su base de operaciones, un comunicado reivindicativo y un manifiesto:
«¡Cultura Popular! ¡La yuca! ¡La pira! ¡El plátano! ¡Papelón con limón! ¡El topocho! ¡El quinchoncho! ¡La caraota! ¡El maíz! ¡El casabe! ¡Cultura popular!»
> Primer comunicado del Comando María Moñitos ytb
> Segundo comunicado. Si nos importa el bledo ytb
«En el entendido de que se está llevando a cabo una silenciosa pero eficaz guerra de exterminio, hemos declarado la Guerra a muerte contra la plaga ideológica vinculada con Monsanto y Wallstreet, con Sotheby’s y Christie’s.
La papa y la pepa por siempre.
Sí nos importa el bledo.»
Y afirman:
“El Comando María Moñitos es un grupo terrorista de alta peligrosidad que decidió sublevarse a punta de cucharas y machetes contra los modelos de dominación, de manipulación, apropiación, expoliación y saqueo de alimentos, de conocimientos, de producciones artísticas y demás nutrientes y fuentes vivas de culturas disidentes, tildadas éstas como tales por los mal paridos que quieren acabar con el planeta y apoderarse de las diversidades biológicas y culturales, en fin, contra todas las nuevas y viejas formas de colonialidad imperantes en el mundo.”
Viajar por la obra de Argelia Bravo o su alter-ego clandestino Comando María Moñitos, supone atravesar barreras, poder mirar por las rendijas que acostumbramos a obviar, recorrer las trochas (**) para abandonar las ideas preconcebidas de lo que debe ser el arte, rechazar el cinismo, cuestionar los útiles tradicionales del arte para apoyarse en métodos de reflexión y conocimiento.
“Yo defino mi propuesta, mi obra, como un espacio de investigación que produzca conocimiento y que, a la vez, produzca incidencias en el campo social. La propuesta “Sí nos importa el bledo”, es una forma de reafirmar el bledo que parece ser algo que no sirve, que no es importante. Es fundamental, es una forma de reafirmación frente a esas formas de colonización, esas formas de dominación a las cuales nosotros como cultura hemos sido sometidos”.
Argelia Bravo se sitúa en una posición cercana a la de su colega colombiana Doris Salcedo, que defiende abiertamente el arte político, ideológico. Salcedo se define como una artista política que trabaja desde el tercer mundo, que analiza el poder y desvela cómo los que detentan el poder manipulan la vida. Los escenarios creados por Salcedo hablan de violencia, de guerras, de imperialismo y de colonialismo, de las ruinas sobre las que se sustenta su país, racismo y desigualdades sociales. “Desde la perspectiva de las víctimas, de los pueblos derrotados, es de dónde miro el mundo”.
Doris Salcedo entona su propia oración fúnebre para las víctimas, mientras que Argelia Bravo mezcla humor con reivindicación y denuncia utilizando el arte “como un arma y una estrategia para molestar, un acto de rebeldía e impertinencia frente a las representaciones y manifestaciones de poder…, el acto artístico es un gesto de impertinencia de carácter político contra la sumisión”.
Señores y señoras Monsanto, Cargill, DuPont, Bayer, McDonalds, Arturo, Wendy, FAO, Vamos por ustedes!!!
Secretariado del Comando Central de María Moñitos, desde las trochas de Caracas a los 3 días de mayo de 2012.
¡SI NOS IMPORTA EL BLEDO!!!
¡SI NOS IMPORTA EL BLEDO!!!
¡SI NOS IMPORTA EL BLEDO!!!
La apuesta de Venezuela en esta 56 Bienal ofrece nuevos enfoques, otros temas y escenografías: identidad, ecología, feminismo, alimentación, alta/baja cultura… que se presentan con aparente sencillez pero que calan hondo. Junto a pabellones altamente tecnológicos y “modernos”, junto a artistas renombrados o mediáticos (Sarah Lucas, George Baselitz, Steve McQueen, Andreas Gursky, Marlene Dumas, Katherina Gross) el mensaje de Argelia Bravo apunta alto y fuerte, nombra aspectos marginados despreciados o expulsados fuera del arte. Ella no parece atender esas razones y no está dispuesta a olvidar sus orígenes, su historia, sus heridas, su comunidad, su poesía, su hogar, sus vivos o sus muertos.
Venezuela y los países latinoamericanos tienen mucho que decir, nos han dado su palabra. Hay otros discursos, otros caminos por las trochas, otras rendijas, muchas manos y ojos, cuerpos y lugares donde el arte se convierte en espacios de encuentro, lugares de denuncia y evidencia, de valor, de honor y de emociones. A nosotros también nos importa el bledo.
Los muy tontos no saben lo que dicen
Para decir tierra dicen madre
Para decir madre dicen ternura
Para decir ternura dicen entrega
Tienen tal confusión de sentimientos
que con toda razón
las buenas gentes que somos
les llamamos salvajes.”
Gustavo Pereira
…..
(*) Yerba Caracas, Bledo o Pira, alias Amaranthus Dubius: Medianamente Nociva (WSSA, Sociedad Americana de la Ciencia de Malezas)
(**) Rutas creadas espontáneamente entre malezas, fuera de los caminos oficiales. Rutas empleadas por los movimientos subversivos como los guerrilleros latinoamericanos.
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