“Yo quiero crear, crear el instante presente, crear belleza, cualquier cosa. Cualquier cosa que tenga que ver con usted, con el ahora, que haga pensar en bombas, en una enorme explosión, en el fin del mundo ¡BANG!”
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Niki de Saint Phalle, Jean Tinguely, Daniel Spoerri, Martial Raysse, Robert Rauschenberg y Per Olov Ultvedt instalando ‘Dylaby’ (Dynamisch Labyrint), en el Stedelijk Museum, septiembre de 1962 / Photo: van Ed van der Elsken
Dispara Niki, dispara
Una gran mayoría piensa que Niki es una agradable modelo o una artista que pinta señoras enormes con vestidos floreados, pero Niki dispara:
“a mi propia historia
a papá, a mamá, a mi hermano
a la iglesia, al colegio, a la familia
a la sociedad
a los hombres, a los hombres pequeños, a los hombres grandes
a la pintura
a mí...”
Catherine Marie-Agnes Fal de Saint Phalle nació en 1930 en Neuilly-sur-Seine (Francia) de una familia con raíces aristócratas y banqueros arruinados por el crack de 1929, Niki creció entre su país natal y los Estados Unidos. Murió en 2002 en San Diego, California.
Desde pequeña, antes que cualquier otra cosa, había decidido ser una heroína, una George Sand, un Napoleón con faldas… hasta que el azar o el destino, que marca a los héroes, le puso un pincel en una mano y una escopeta en la otra. Niki, la Diana del arte del siglo XX.
No hay en ella una vocación artística temprana ni tampoco formación en ninguna escuela de arte. Niki empieza a utilizar pinturas y lienzos, como ella misma explica, durante una crisis nerviosa por la que se le diagnostica esquizofrenia. Electroshock, insulina (inducción al coma), curas cargadas de violencia y agresividad la empujan a buscar refugio en la pintura, la pintura como cura, como terapia.
“Empecé a pintar en la locura…
Descubrí el oscuro universo de la locura y su recuperación, aprendí a traducir en pintura mis sentimientos, los miedos, la violencia, la esperanza y la alegría”
Las imágenes más conocidas de la modelo Niki para revistas como Vogue, Elle o Life, muestran su cara amable, bella, seductora, una elegante Niki que luce joyas de Cartier en las portadas de los semanarios de gran tirada. Esconde en realidad una gran ficción, una gran máscara tras la que se oculta una tragedia. Son sus primeros trabajos pagados que utiliza para marcharse de casa, huir de la familia después de haber sufrido violación por su propio padre a los 11 años.
No es hasta 1994, a la edad de 64 años, cuando es capaz de revelar este terrible suceso en su libro My Secret.
Saint Phalle fotografiada en la portada de Vogue, una ampliación de la misma en el Guggenheim Bilbao / Photo: Miguel Tona-EPA
«He tenido la oportunidad de encontrarme con el arte porque tenía, psicológicamente, todo lo que se necesita para convertirme en una terrorista. Sin embargo he utilizado el rifle para una buena causa, la del arte”
TIRS. Disparos
Después de los primeros trabajos, pequeñas pinturas y dibujos figurativos, ingenuos, del período de recuperación de finales de los 50, en la primavera de 1961 Niki es invitada por Jacques Villeglé a participar en el Salon Comparaisons de París. Para la obra que presenta, “Retrato de mi amor”, utiliza la camisa robada a un amante demasiado insistente, sobre la que coloca una diana a modo de cabeza. (Diana, como homenaje a su amigo Jasper Johns).
El público podía participar y lanzar dardos que quedaban formando parte de la obra.
Este acto de exorcismo fue la primera acción pública que anunciaba las series más conocidas, los Tirs, y de la que extrajo la inspiración para continuar su obra:
“Los dardos estaban disponibles para los visitantes. Podían tirar a la cabeza de mi amante. Era emocionante ver gente tirando dardos y convertirse en parte de la escultura. Al lado de mi obra, colgaba un relieve totalmente blanco del artista Bram Bogart. Al verlo tuve una iluminación, me imaginé hacer sangrar la pintura. Heridas, de la misma manera que las personas pueden sufrir heridas. Para mí, la pintura se convirtió en una persona con sentimientos y sensaciones”.
Lo que viene después, lo que Niki llama su “iluminación” son los verdaderos Tirs, las series de pinturas-disparo, enormes paneles incrustados de objetos comprados en mercadillos o recogidos directamente de la basura, que cubre con una capa de yeso blanca entre los que sitúa bolsas llenas de pintura que, al ser disparadas con un rifle, derraman sus colores sobre el lienzo blanco.
Niki de Saint Phalle trabajando, 1961 / Photo: Harry Shunk – Janos Kender. The Lichtenstein Foundation
Saint-Phalle and Tinguely disparando al relieve de Saint-Phalle, ‘Impasse Ronsin’, en Paris, Junio 1961 / Photo: Harry Shunk
En 1961 Saint Phalle empezó a disparar sus pinturas en un callejón en ruinas cerca de su estudio en el Impasse Ronsin, situada en el distrito XV de París.
Ella misma elaboró un conjunto de instrucciones para artistas interesados en estos actos creativos, profesionales de museos, mecenas del arte, etc:
“Apoyar el lienzo contra una pared
Poner una tabla fuerte detrás (para proteger la pared)
Coger un rifle del 22 y cargar con munición corta
Disparar a las bolsas de color que están incrustadas en el yeso hasta que hayan “sangrado” o hasta que te guste el resultado
¡Atención! Dejar la imagen en la misma posición hasta que esté bien seca.”
Armas de juguete, muñecos, latas, botellas, restos de vajillas rotas, en unos casos; imágenes, cruces, santos de plástico en otras, objetos efímeros sobre soportes de madera, yeso blanco, pintura en sacos
Durante estas sesiones de performances Niki de Saint Phalle no trabaja sóla, ella invita a la acción, pero no a la manera del action-painting de Pollock, individual y subjetivo, sino estimulando una cooperación activa, el público participa, coge el arma y ejecuta la obra junto al artista uniéndose al proceso en un acto compartido, aquí y ahora. ¡BOOM!
“El resultado en realidad no me interesa, excepto como un documento o una fotografía. La única cosa que realmente me interesa es el espectáculo, el evento en sí.”
First shooting. Jeannine de Goldschmidt disparando; Vera y Daniel Spoerri, Niki de Saint Phalle, el dueño de la escopeta, Jean Tinguely, Pierre Restany, Hugh Weiss, y otros. 11 Impasse Ronsin, Paris, February 12, 1961 / Photo: Shunk-Kender. The Roy Lichtenstein Foundation
“Fue una sensación increíble disparando a la pintura y viendo que se transformaba en un nuevo ser. No sólo era excitante y sexy, también trágico como si uno estuviera presenciando un nacimiento y una muerte en el mismo momento. Fue un acontecimiento misterioso que cautivó por completo a cualquier persona que disparó”
Pierre Restany, galerista, crítico de arte, escritor y cofundador con Yves Klein del manifiesto del grupo Nouveau Réalisme, recuerda haber sido cautivado por el “ritual espectacular y de efecto metamórfico” de los disparos en el Impasse Ronsin de Paris. Entusiasmado con los Tirs, se unió a ellos invitando además a Saint Phalle a formar parte del grupo. Niki de Saint Phalle se convirtió en la única mujer del Nouveau Réalisme.
Niki de Saint Phalle, ‘Autel noir et blanc’. De la exposición ‘Assemblages & Tirs’ (1958-1964) en la Galerie Georges-Philippe & Nathalie Vallois en 2013
Tras París vinieron Niza, Amsterdan, Estocolmo, Londres, Los Ángeles…. y, acompañándola, un círculo de amigos, su socio y compañero Jean Tingueli, el crítico Pierre Restany, los galeristas Jeannine Goldschmidt, Leo Castelli, el poeta John Ashbery, su exmarido Harry Mathews y sus dos hijos, vecinos, artistas como Yves Klein, Frank Stella, Daniel Spoerri, Hugh Weiss, Robert Rauschenberg, JasperJohns, Ad Reinhardt, figuras de Holllywood como Jane Fonda. Y muchos otros.
Niki, franco-americana, supo enlazar con las vanguardias neoyorkinas del momento. Jasper Johns, Robert Rauschenberg y un entusiasta Leo Castelli, se unieron a sus sesiones en un deseo común de desmitificar y democratizar el arte.
Robert Rauschenberg y Leo Castelli, practicando en la galería de tiro de la galerie J, 1961 / Photo: Harry Shunk
Obra conjunta Niki-Jasper Johns, ‘Niki de Saint Phalle, Tir de Jasper Johns’ / Moderna Museet Stockholm. Photo: Laurent Condominas
Niki de Saint Phalle, ‘Hommage to Bob Rauschenberg (Shot by Rauschenberg)’, 1961. Técnica mixta, 188 x 55 x 36 cm / Collection Sprengel Museum, Hannover ©Niki de Saint Phalle
La onda expansiva de los espectáculos de tiros salía de París, se extendía, ganaba adeptos, el arte del azar, de la obra de final imprevisible, participativa, recorría galerías . Tirs había trascendido el objetivo terapéutico que Niki había planteado. Por debajo de lecturas psicologistas acerca de una infancia traumática, el arte se encuentra más allá de la lectura lineal de la biografía de un artista. Nos encontraríamos con una estrecha visión si sólo miramos la transposición del drama personal de Niki en un lienzo blanco, inmaculado, sobre el que se derrama la pintura. Sangre que gotea sobre un relieve virgen.
«En tirant sur moi, je tirais sur la societe et ses injustices.
En tirant sur me prope violence, je tirais sur la violence du temps.»
Los Tirs se convierten en fiestas, se organizan para celebrar el final de unas estructuras culturales, sociales y políticas, conservadoras y sofocantes. Disparos contra la Iglesia Católica, contra la moral, contra el orden patriarcal.
Con Francia en plena guerra de Argelia y en los años previos a mayo del 68, los Tirs se convierten en un instrumento de conciencia política, en un ritual de destrucción del orden establecido.
El arte ya no es la creación. El arte es la destrucción. ¡BOOM!
Los medios de comunicación se hacen eco de estas actuaciones publicando críticas demasiado severas, cuando no claramente machistas:
“Un exceso de histeria en su trabajo” – Art in América
“Su trabajo es una copia” – Donald Judd en Arts Magazine
“No tiene tan mala puntería para ser una mujer” – Artforum
A partir de 1964 Saint Phalle manifesta el agotamiento creativo que le producen los disparos. Nuevas motivaciones la llevan a explorar otros caminos: modelos de esculturas de mujeres, voluptuosas, diosas, prostitutas, de vibrantes colores: las Nanas.
«Llegó un punto en que perdí el control, mi corazón latía con fuerza durante las sesiones de tiro. Empezaba a temblar antes y durante la actuación. Estaba en un estado de éxtasis… No era capaz de pensar en hacer nuevas maneras de pinturas de tiro y no quería hacer lo mismo que había hecho. Tenía que ser algo nuevo o no ser».
Niki no se declara afín a las ideas feministas hasta más tarde. No obstante, su imagen de mujer con un arma de fuego en un espacio público no deja de ser una provocación, la puesta en escena de la ruptura con los estereotipos de su tiempo. Niki, la amazona del siglo XX, dispara a dar.
Grand Palais
https://www.youtube.com/watch?v=s5MUxuY4Hbw
Tate
https://www.youtube.com/watch?v=5xzOwsENVmo
Les tirs de Niki de St Phalle
https://www.youtube.com/watch?v=gbHPIztVAWU
Etiquetas: Guggenheim Bilbao, Niki de Saint Phalle