Quiero Creer, de Cai Guo-Quiang (1957), el primer solo de un artista chino en el Guggenheim Bilbao, llega un año después de su inauguración en el Guggenheim de Nueva York (I want to belive, febrero 2008), una retrospectiva con grandes instalaciones, esculturas, dibujos con pólvora y vídeos realizados a partir de 1980.
Su obra más conocida, los fuegos artificiales de las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos de Pekín, fue retransmitida en directo, por televisión, a todo el mundo.
Fuegos artificiales de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, 2008. Foto: Wang Xiaoxi, cortesía de Cai Studio
No es casual. El uso de la pólvora y la explosión es una de las constantes de su trabajo, ya sea para proyectos pirotécnicos populares, de los que aquí se exhiben numerosos vídeos, o para crear piezas de «arte culto» minoritario.
Entre ellas, la que ocupa el atrio del museo, Innoportune: Stage One (2004), una gran instalación compuesta por 8 coches que siguen el recorrido secuencial de una explosión, cuya primera versión se presentó en el MASS MoCA (USA) y de la que hizo nuevas versiones en 2008 para las exposiciones del Guggenheim de Nueva York (febrero-mayo) y el Museo Nacional de Pekín (agosto-septiembre).
Reflection, otra gran instalación (15x5x5.5m) realizada con los restos de una barca naufragada que recogió en la playa japonesa de Iwaki, se presentó en la galería Arthur M. Sackler, de Washinton, en 2004. Aquí se acompaña con un vídeo que documenta el proceso de creación y montaje.
En una de las grandes salas de la segunda planta se encuentra la espectacular Head On: réplicas de 99 lobos a tamaño natural, de gran realismo, corren, galopan y saltan hasta estrellarse, sin solución de continuidad, con un muro de cristal. Fue concebida en 2006 para su exposición individual en el Deutsche Guggenheim de Berlin. La instalación, que ahora se expone en Bilbao, también pasó por NY y Pekin.
Más reciente es la versión de Rent Collection Courtyard, un grupo de 72 esculturas de tamaño natural creadas in situ con la colaboración con cuatro escultores chinos y un grupo de estudiantes de Bellas Artes vascos. Construidas en arcilla sobre un armazón de madera y metal, el calor las va deshaciendo a medida que transcurre la exposición. Las escenas, inspiradas en un conjunto escultórico del realismo socialista de 1965, representan el maltrato que daban los terratenientes a los campesinos en la China del Kuomitang.
La exhibición se completa con vídeos que documentan los proyectos de explosión de los inicios de su carrera, pinturas, dibujos con pólvora y esculturas hasta reunir 50 obras, algunas monumentales.
Drowing for Footprints of History (2008) es un mural de 33 metros de longitud y escala colosal, repleto de efectos controlados y aleatorios de las explosiones de pólvora que contiene multitud de posibles miradas.
Cai Guo-Quiang estudió en Shanghai, emigró a Japón a la edad de 30 años y se trasladó diez años después a Nueva York, donde reside. En 1999 obtuvo el León de Oro en la Bienal de Venecia y en 2007 el Premio de Arte Hiroshima.
Saltó a la fama mediática en 1988 con un desfile de vestidos ilustrados, a la pólvora, en colaboración con el diseñador japonés Issey Miyake.
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