Si alguien ha subvertido la fotografía comercial hasta lo impensable, ese es Guy Bourdin. Si alguien ha transgredido los códigos de la fotografía publicitaria y se ha saltado todas las convenciones sobre cómo se debe contar la moda o cómo debe posar una modelo, si hay un verdadero renovador en el mismo centro de la industria del lujo, ese es Bourdin. Un rebelde.
Bourdin consigue de sus clientes, anunciantes de grandes marcas, un espacio en el que los productos de lujo, moda y belleza, no ocupan, como siempre, el centro del escenario. Construye con ellos, por el contrario, una iconografía propia para contar historias, sus propias historias. Bourdin coloca en el centro de la imagen oscuras fantasías de lujuria, misterio, consumo y deseo. Bourdin es la alternativa radical al convencionalismo.
Nacido Guy Louis Banarès (París, 1928-1991) aprendió fotografía en plena posguerra durante su servicio militar y, aunque en su primera exposición (1950) mostraba dibujos y pinturas, la segunda (1952), ya estaba íntegramente dedicada a la fotografía. Man Ray, nada menos, escribió la introducción.